Eran las 9:00 pm ya estaba todo listo, fue mucho trabajo, pero valió la pena, la jaula de Muu ya estaba limpia. La saqué de la cajita donde se encontraba y la regresé a su hogar, olía por todos lados, era la primera vez que me la llevaba a casa, así que no dejaba de verla.
Estaba entusiasmada, se trepaba en los barrotes, entraba y salía un sinfín de veces de su nido, hasta que le tocó olfatear la comida, de repente se empezó a meter todas las semillas que pudo y subió casi corriendo a su nido, en eso, se disponía a entrar, pero sus cachetes estaban tan llenos y regordetes que no pudo pasar. La pobre intentaba e intentaba sin ningún resultado satisfactorio, yo con más curiosidad me acerqué, a ver cómo se las ingeniaba para entrar.
Yo pensaba que iba a sacar algunas semillas y trataría de nuevo de entrar, en eso puso tanta fuerza en sus patas que entró casi de hocico a la casita yo no pude hacer más que reír ante tal determinación y tenacidad de querer hacer que su plan funcione. Luego de dejar su comida en la madriguera, salió para volver por el resto.
Yo pensaba que haría lo mismo, sin embargo demostró ser un animalito inteligente, puso menos cantidad e hizo el mismo recorrido hacia su casita y logró entrar más fácilmente, y así hizo con el resto de su comida.
Marisol K.
experiencia personal